Cada lugar, cada ambiente de la casa se impregna de los pensamientos de sus habitantes. Los pensamientos negativos que el hombre dirige hacia sus semejantes permanecen en el ambiente, uniéndose a los de otros hombres. En la ciudad, como pulpos de múltiples tentáculos, existen las formas pensamientos más brutales, el egoísmo, los celos, el odio, etc.
Estos monstruos son visibles para el vidente, así como la contaminación ambiental ecológica embrutece la naturaleza. la contaminación psíquica, contamina y ensucia las mentes.
Cada ciudad tiene un carácter propio, un modo de pensar especial, hecho a imagen y semejanza de sus habitantes.
En el mundo no existen dos ciudades iguales, cada una tiene su sello. Muchos de vosotros seguramente os habéis desplazado a diversas localidades y en cada lugar habréis tenido un cierto tipo de sensaciones,
En algunas ciudades se respira calma, tranquilidad y serenidad y en otras la sensación predominante es el frenesí agitación y violencia.
La mismo ocurre con los barrios, cada zona refleja los pensamientos de sus habitantes; el barrio bien el que goza de mala fama, el popular, etc. En cada uno existe un pensamiento - forma, que es el resultado de los pensamientos de todos sus habitantes. En las casas ocurre lo mismo, aunque sea a pequeña escala. En cada una, el ambiente, los muebles, los objetos, se impregnan de todos los pensamientos, que emiten las personas a cada instante. En las casas que reina la serenidad, la paz y el entendimiento, sa respira un aire de sentimientos genuinos, que enriquecen y reflejan. En cambio en las casas en donde se grita, se pelea, se maldice y se blasfema, se respira negatividad, tensión y rabia.
Los pensamientos son armas de doble filo, si son positivos atraerán sólo cosas buenas y positivas y si son negativos los pensamientos emitidos, recogerán otros similares del medio ambiente y se nos devolverán negativizando cada día más.
- El pensamiento es una energía real: Todo lo que pensamos existe verdaderamente en un plano más sutil que el físico, el plano mental, donde reinan los pensamientos y repercuten en la psiquis. Cuando somos atacados por formas y fuerzas externas psíquicas, éstas se colocan en el plano del pensamiento, por tanto, nuestra defensa debe producirse por medio de la utilización de la mente.
Si examinamos la gravidez histérica, podemos darnos cuenta que el pensamiento crea. La convicción o el deseo de una maternidad suscitan los síntomas de una verdadera gravidez, inclusive el engrosamiento del vientre. La mente es el mayor poder que tenemos los seres humanos, con nuestros pensamientos buenos o malos, seremos más felices o desdichados.